jueves, 8 de enero de 2009

Un ominoso agujero de ozono se cierne sobre la Antártida

Los mapas suelen mostrar formas visibles y conocidas, como montañas y ciudades, pero también fenómenos invisibles.
En forma de cráter se presentan los niveles bajos de ozono atmosférico, como depresiones de color púrpura, y los niveles altos como picos nevados.
Un instrumento satelital llamado TOMS (siglas en inglés de Espectrómetro para la Cartografía del Ozono Total) ha seguido el flujo anual de la capa de ozono durante más de 20 años y desde 1979 ha demostrado el continuo creimiento del orificio.
El rápido crecimiento del agujero en los setenta e inicios de los ochenta sorprendió a los científicos. Sabían que diversas sustancias químicas como los CFC utilizadas como refrigerantes reaccionaban con la luz solar en la parte superior de la atmósfera y liberaban átomos de cloro que destruyen el ozono que protege a la Tierra de la radiación solar dañina; pero suponían que todo ocurría durante los meses de sol y no en la invernal penumbra antártica.
A fines de la década de los ochenta hallaron una explicación: despues de haber dañado inicialmente el ozono, los átomos de cloro quedan encerrados químicamente dentro de moléculas inofensivas, algunas de las cuales se acumulan sobre la Antártida, donde durante el invierno entran en contacto con las gélidas nubes polares y cambian a sus formas menos benignas. El regreso de la luz solar en la primavera precipita una nueva reacción que libera a los átomos de cloro para que continúen con su ciclo destructivo. 

miércoles, 7 de enero de 2009

¿Las plantas pueden comunicarse unas con otras?

Ilya Raskin, botánico de la Universidad Rutgers, nos muestra cómo él y sus colegas demostraron lo anterior con un experimento. En dos cámaras heméticas, conectadas por unos tubos que hacían  circular el aire entre ellas, colocaron decenas de plantas de tabaco, selecionadas por su fuerte respuesta química a cierto virus en particular.
Los científicos inyectaron con el virus las plantas de unas de las cámaras. En dos días, las plantas infectadas emitieron una sustancia química volátil que estimuló a las de las segunda cámara a producir en sus hojas sustancias químicas que las protegieran contra el virus. El experimento tuvo como base el modelo que guía la mayoria de los experimentos  de los cientificos en la actualidad: desarrollar una hipótesis, hacer pruebas y producir datos que otros investigadores puedan confirmar o poner en tela de juicio, efectuando experimentos similares. Hasta hace poco, los botánicos no entendían el funcionamiento de sustancias químicas como las producidas por las plantas de tabacos; pero ahora se sabe que las plantas generan una serie de sustancias químicas que las protegen contra las enfermedades y también las ayudan a reproducirse. Los conocimientos acerca de tales sustancias podrían llevar al desarrollo de plantas más resistentes y modificar lo que ahora sabemos sobre su funcionamiento básico.